hojas/hojas/20191201.md
2024-01-27 13:20:31 +01:00

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fecha
2019-12-01

Hace mucho tiempo que quería hacer esto. Las primeras hojas que hice con Eli fueron fantásticas y me maldecía un poco por no haber continuado.

Hoy estaba leyendo Chamán, de Noah Gordon. El personaje que arranca la aventura, uno de los Cole, encuentra el diario de su padre justo después de su muerte.

A cualquiera le parecería que ese es el fin de un diario o unas memorias. Que los que vengan después sepan quienes fuimos y cual fué nuestra historia. En mi opinión, caerían en el frecuente error de pensar que lo importante es el resultado, y no el proceso.

Creo que escribir lo que uno piensa y vive ayuda a grabar en la memoria las experiencias. Como si cada día que vivimos fuese una hoja suelta de papel y el proceso de escribir fuese el acto de orderan y categorizar esa hoja. Lo hace accesible en el futuro: si guardamos la hoja en su sitio, la podemos encontrar cuando nos haga falta.

Desde la pubertad me ha horrorizado ser consciente de cómo vamos olvidando las fases previas de nuestras vidas. A los 14 años, mi niñez ya era una foto borrosa, con tantísimos detalles perdidos. Ahora, que todavía me estoy recuperando de la fractura de mi tibia, lo vivo con aún más agresividad: apenas hace un mes que empece a volver a caminar, y ya me cuesta revivir la misería que sentí en los peores momentos tras el accidente y la cirugía. No quiero que eso pase: me prometí que tendría esos días siempre presentes, para así poder apreciar la maravilla que es mi vida habitual.

Ya se hace tarde y mañana tengo un día largo entre poner este piso en orden e ir a la facultad. Voy a dar la entrada por cerrada. Espero escribir otra pronto.