hojas/hojas/20240915.md
2024-09-15 21:43:12 +02:00

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fecha: 2024-09-15
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Es domingo por la tarde, y estoy en la biblioteca de la tercera planta de Norrsken. Estoy aquí porque Eli está en casa, y no quiero ver a Eli.
Hace unos pocos días, menos de una semana, Eli llegó a casa y, al darle un beso en la puerta, me pareció que del aliento se le escapaba un tufillo a tabaco. Dentro de mi cerebro, activó todas las alarmas.
Uno o dos días después, Eli salió de casa para un recado rápido. Creo que se fué a la churrería de Vía Augusta. Rápidamente y sin medias tintas, me fuí a por su mochila azul y la registré. Encontré dos paquetes de tabaco dentro, envueltos en su plástico y sin abrir.
Hoy hemos estado en Viladrau durante el día y por la tarde hemos bajado a Barcelona. Yo he llegado primero porque iba en moto, y Eli iba en coche con amigos. Cuando Eli ha llegado, lo primero que ha hecho ha salido volver a salir para "dar una vuelta". A los diez minutos, estaba de vuelta. Cantaba como una almeja.
Al minuto de llegar, se ha ido al piso de enfrente a ver a sus padres. De nuevo, rápidamente y sin medias tintas, he registrado el bolsito naranja con el que se había ido a dar la vuelta. Esta vez me he encontrado solo un paquete. Abierto y con cigarros que faltaban.
Eli ha vuelto del piso de sus padres a los cinco minutos y le he hecho sentarse. Le he preguntado si había fumado últimamente y me ha dicho que no. Entonces yo le he dicho que sabía que llevaba tabaco por las mochilas y que no me creía una mierda. Ella ha seguido en sus trece, aunque al final ha dejado caer que igual le había pegado un par de caladas, pero no más.
Me siento extremadamente vacío por dentro. La verdad, es que de alguna forma, todo esto no me ha sorprendido. Es como si supiera desde hacía tiempo que iba a pasar. Supongo que mis motivos tengo. No me he cabreado como una furia como las últimas veces. Simplemente estoy apático.
Si me preguntases ahora mismo que es lo que pienso, te respondería que pienso que debería haber dejado a Eli la primera vez que me hizo esto. La segunda, quizás, como muy tarde. Hubiese sido lo correcto. En el momento hubiese parecido una reacción exagerada. Pero creo que hubiese sido lo correcto. Porque de las mierdas pequeñas vienen las mierdas grandes, y quien te miente una vez y dos te mentira veinte.
Ahora, lamentablemente, esa opción ya no es tan fácil como era entonces. Eli está embarazada de cinco meses y lleva dentro a mi hija. No puedo mandarla a paseo así como así sin destrozar también mi vida como padre.
Aun así, me pregunto que es lo correcto ahora. Una opción es hacerme el pavo. Hacer la avestruz y palante. Es la opción fácil. Pero sé como acaba. Todas esas parejas a las que se ve miserables, sin amor propio en ninguno de los dos, maltratadas entre ellas y podridas. Así es como acabaríamos. Pan para hoy y hambre para mañana.
Puedo mandar a Eli a la mierda. Decirle que la dejo. Nos vamos a juicio y críamos una hija por fascículos. Menuda puta broma.
Y... no sé. Alguna opción más habrá. El mundo no es tan simple como mi cabeza quiere que sea.
Ahora mismo, no sé que hacer. Solo se que le tengo mucho asco a Eli, y que no puedo separar todo lo bueno de ella de que sea capaz de mentirme una y otra vez sin parar. Y que me arrepiento de no haber parado esto en seco antes.
Al margen de la mierda que llevo encima, también estoy reflexionando sobre como todo esta situación es una primera y muy dura introducción a la realidad de que, en ocasiones y sin que yo pueda hacer nada al respecto, el mundo va a joder, vapulear y estropear a mi hija y voy a tener que vivir con ello. Y que va a venir de ángulos tan asquerosos como su propia madre.
Quizás algún día sea yo el que la joda. No sé cómo viviré con eso.