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| 2024-06-01 |
Esta tarde hemos tenido otra reunión de Marmas. Esta forma de relacionarnos es divertida. Deberíamos tener un kanban en casa?
Ha sido una charla demoledora. He puesto las cartas en la mesa: el embarazo se nos viene encima, la clínica va muy justa como para sobrevivir la ausencia de Eli y ella ha estado haciendo la avestruz estas últimas semanas. Como de costumbre, la muchacha ha salido demolida y con un par de lloreras en la espalda.
También como de costumbre, ha salido con el convencimiento de que ha llegado el momento de la verdad y que ahora sí que hay que ponerse las pilas. Aunque en esta ocasión, será para traspasar la clínica en lugar de para levantarla. Después de años de arrancadas de caballo y paradas de burro, no tengo ningún motivo para creer que en esta ocasión Eli vaya realmente a salir con todo para hacer lo que tiene que hacer, por más que le cueste, por más que le estrese y por más que le duela. Pero no quiero perder la esperanza, y espero que la maternidad sea un motivante.
En caso de que la maternidad no lo sea, tendré que hacer algo que he evitado hacer durante años, que es dar un golpe de estado, meterme en sus asuntos, gestionar yo las cosas y dirigirla como si fuese una mandada. Sería terrible tener que hacer esto... pero la idea de una clínica yéndose a la bancarrota y Eli teniendo que compaginar deudas, falta de sueldo, un autoestima devastada y arrancar su aventura como madre es verdaderamente apocalíptica. Y yo quiero que la vida de esta familia y la infancia de nuestro hijo sea un jardín y no un infierno.
Todo esto también será intenso para mí, pero la verdad es que no me acojona el asunto. Me siento muy motivado y dispuesto. Creo que llevo años afianzando nuestra posición para poder enfrentarnos a cosas como ésta, y me siento fuerte y sabio. Me veo capaz, y tengo ganas de simplimente hacer que todo salga bien y disfrutar los frutos una vez esté hecho.