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| 2024-03-13 |
Hoy me he encontrado a Eli fumando a escondidas. Llevaba ya tiempo sospechando de que cada noche, religiosamente, saliese a la terraza a echarle el frufru a las plantas. Hoy se me ha ocurrido salir un par de minutos después de ella. Se estaba haciendo la loca mirando algo en el huerto, pero he visto la colilla todavía encendida en una maceta.
Esta es la segunda vez que lo hace. Hace meses, ya lo intentó dejar y estuvo fumando a escondidas. También la pille. Entonces, me cabreé como una mona. Y le dejé bien claro porqué: no era por que hubiese vuelto a fumar. Eso es normal. Yo lo sé muy bien. Me cabreé porque tuviese los santos cojones de hacerlo a escondidas. De mentirme, repetidamente, un día tras otro, en mi propia casa. Tras el discurso adecuado, lo dejamos correr, dejando claro una cosa: no tenía que volver a pasar. Hoy ha pasado.
Tengo el corazón roto. Me siento insultado. Mi impresión de Eli pivota como un metrónomo entre pensar que es una grandísima hija de la gran puta y una niñata estúpida que no pasaría el test del malvavisco. Ninguna de las dos opciones plantea un buen panorama para seguir construyendo una relación sólida y con niños de por medio.
Lo voy a escribir, aunque lo hago con un nudo en el estómago y lágrimas en los ojos. Ciñéndome a las normas, esto es cómo para echar el freno de mano y no seguir juntos. Lo pienso y me da vértigo: pero cómo vas a dejarla solo por esto?
No es, precisamente, lo absurdo de mentir en algo tan nimio, lo que hace la mentira aun más grave? Si es capaz de mentir sobre tal tontería, qué pasará cuando tenga que elegir entre ocultarme algo gordo o ser sincera? En la primera mentira, me sentí dolido. Ahora, me siento gilipollas. En cuál de las que vendrán después? El 4,9 es una aprobado? Sí? Y entonces, el 4,8 también? Y así hasta el 0?
En qué más me debe estar engañando?
La idea de dejarla se me hace una montaña. Nuestras vidas están tan entrelazadas. Se me suben los huevos solo de pensarlo. Pero, y si es lo correcto? Y si es precisamente el miedo de tener que empezar tantas cosas de cero lo que me aparta el dedo del gatillo, y no el amor?
Hoy duermo en el sofa.