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2025-03-29 22:09:06 +01:00

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fecha
2025-03-29

Hoy, por primera vez, he hecho el curry japonés haciendo el pollo rebozado en lugar de guisado. Me he mirado un par de vídeos online para averiguar cómo diablos hacen que el crujiente quede tan bueno en los restaurantes japoneses. Fácil: rebozas con panko y sabe a gloria. Que cosa más tonta.

He hecho curry porque venían a comer a casa Ana y José, y Ana le gusta mucho. Hoy le hemos dicho a Ana que nos gustaría que fuera la madrina de Sofía. Ha aceptado tímida y discretamente, pero siendo Ana, no iba a ser de otra forma. Tuviese muchas o pocas ganas de serlo. Yo creo que realmente le hace ilusión.

Ahora son las diez de la noche, y estoy a punto de salir. Voy a liarme un canuto, cogeré la bici y me iré al Phenomena. Esta noche echan una versión especial en blanco y negro de Mad Max: Fury Road. Black and Chrome le llaman.

Estoy cogiendole capricho a ir a ver pelis al Phenomena de noche. El modus operandi es salir para allá, cenado o sin cenar. Si es sin cenar, shawarma de La Caravana por el camino para llenar el buche. Una vez aterrizados bajo la cartelera luminosa, aparcar la bici y petar el canuto. Desplazarse hacia la butaca haciendo alguna ese y perdiéndome en la moqueta roja del cine cuál Johnny Deep en Fear and Loathing in Vegas. Poner el culo en la butaca y flipar.

Para cuando salgo después de la película, el globo ya ha bajado bastante, y salgo levitando con el gustillo de haber pasado el ciego y disfrutado de un rato de cine totalmente entregado. Entonces viene la parte que más me gusta de todo el ritual: coger la bici en mitad de la noche e irme xino xano para casa. Los efectos de la hierba no me permiten pedalear a toda mecha como de costumbre. Así que, por una vez, tengo que ir de paseo de verdad. La ciudad esta vacía y tranquila, y uno puede ir en la bici a su ritmo, haciendo pirulas según haga falta. La luz nocturna me trae recuerdos de Amsterdam. De esos caminos de vuelta a casa, paseando por Amsterdam West, con alguna cerveza de más encima, saludando a los habibis del barrio. Para cuando llego a casa, me meto en el sobre como un bebé.

Desde que ha nacido Sofía estoy intentando hacer un esfuerzo por apreciar lo que ya tengo. Y por momentos me doy cuenta de que quizás no necesito más y pienso si no debería empezar a relajarme un poco más. Incluso bastante más.

Salgo para allá, que voy tarde.