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fecha: 2025-09-14
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Estos días he estado dándole más y más vueltas a la idea de emigrar al Salvador. La idea ya llevaba un tiempo quemando al ralentí en el subconsciente, pero el otro día una micro escena la elevo a primer plano. Nicolas compartió en el chat de cosas random de Galoy un vídeo de un ministro ruso hablando sobre las decisiones erroneas de la Unión Europea, sus consecuencias ecónomicas y cómo todo ello llevaba a la UE a la irrelevancia geopolítica, palideciendo ante Estados Unidos y el bloque oriental.
Me añadí a darle leña al mono en el chat compartiendo un par de comentarios sobre la crisis demográfica y el insostenible sistema del bienestar (que debería llamarse el sistema del bienrobar). A lo cuál Nicolas, que siempre tira con bala directo, respondió con un inocente: "you're welcome in El Salvador 🫠 not even the need to learn the language!"
Animado por este comentario, volví a zambullirme en el detalle de que beneficios regulatorios ganaríamos moviéndonos allí. Me reencontré con cosas que ya había ojeado alguna vez y nuevos descubrimientos. La foto final queda así:
- El Salvador no impone ningún impuesto a rentas del trabajo o del capital obtenidas en el extranjero. Tiene un sistema territorial que solo graba lo que ocurre en el país. Eso significa que mi sueldo de Galoy estaría totalmente libre de impuestos, así como las ganancias obtenidas con Bitcoin y fondos de inversión.
- Además, por supuesto, la regulación de El Salvador deja claro que el Bitcoin y las ganancias obtenidas de él no tienen ningún impuesto por ser simplemente moneda.
- Cumplo con todos los requisitos para obtener la Visa de Nómada Digital, que me permite estar hasta cuatro años en El Salvador, y traer a Eli y Sofía.
- Finalmente, lo gordo y que no sabía hasta ahora: normalmente, El Salvador exige cinco años de residencia para que un extranjero pueda solicitar la nacionalidad. Pero ofrece un trato especial a hispanoamericanos y Españoles: con solo UN año de residencia, ya se puede solicitar la nacionalidad Salvadoreña. Eso significa que con una tonta estancia de año y poco podríamos obtener el pasaporte para toda la familia y tener barra libre para estar en El Salvador siempre que quisiéramos. La nacionalidad salvadoreña es perfectamente compatible con la española, y no hay que realizar ningún trámite en España para no perder la española.
Con esta información en la mesa, se ha posado una presión enorme en mis hombros. Lo tenemos en las narices, tiene todo el sentido del mundo, y no hay ningún obstáculo en el camino.
Es muy tentador encontrar los problemas. Ahora tenemos a Sofía, y cruzar el mundo con ella parece duro y peligroso. No sabemos realmente cómo sería el día a día de nuestras vidas allí en El Salvador. Inseguro? Aburrido? Abrumador? Y si Galoy se cae? También sería duro dejar atrás a los abuelos y separarlos de su nieta, especialmente sabiendo que no nos quedan muchos años. Y si queremos más niños, nos atrevemos a tenerlos allí?
Todas esas incertezas y riesgos son razonables y sería de necios hacer ver que no están ahí. Pero la realidad es que ningún momento será perfecto y siempre será fácil encontrarle peros a pegar semejante salto al vacío. Y no puedo evitar sentir dentro la corazonada de que puede que al hacerlo, todo acabe siendo como nuestra expedición a Madrid: un salto al vacío, que parece carente de sentido y excesivamente arriesgado, que termina por convertirse en una experiencia increible sin la cual no podríamos entender ni nuestras vidas ni a nosotros mismos. Una medalla personal que lucir con orgullo por dentro, sabiendo que serías peor persona si no lo hubieses hecho.
No sé qué pensará Eli. Estoy seguro de que tendra muchas dudas, y que le hara sufrir la seguridad y sobretodo la asistencia sanitaria allí si tenemos más hijos. Lo entiendo: hay que tener pelotas para decidirse a parir en el tercer mundo pudiendo evitarlo.
La idea de que podamos partir pronto hacia allí y pasar unos años me hace valorar todavía más el tiempo con mis padres. Huelo en el aire como la mecha de nuestra historia juntos va acercándose al fin. Que tenemos infinitamente más historia a nuestra espaldas que ante nosotros. Sé que todos hemos de pasar por esto y es ley de vida, pero la verdad es que no me he mentalizado mucho de momento.
Y por último, pienso que lo más importante es que decidamos todo con el futuro de Sofía y el resto de nuestros hijos en mente. Darles una vida a caballo entre dos continentes les daría una vida llena de experiencias que les abriría la mente. Y tener dos pasaportes les daría opciones para elegir entre dos lugares muy distintos. No puedo saber adivinar el futuro: no sé si El Salvador se convertirá en el Singapur de centro américa o volverá a decaer en una cueva de violencia y misería. No sé si España y Europa se hundirán en la pobreza y la irrelevancia como todos vaticinamos, o si encontrarán la forma de volver a alzar el vuelo. Pero darle a nuestros hijos los dos pasaportes y hacernos un nido en cada lado del charco nos reduce drásticamente las probabilidades de quedarnos atorados en un rincón de mierda donde no haya futuro para ellos.
Estoy acojonado, y creo que hacer lo correcto me costará mucho a nivel personal. Pero... qué otra cosa puedo hacer?