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hojas/20240615.md

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+fecha: 2024-06-15
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+Hoy he vuelto a ver American Beauty. Debía hacer diez o quince años desde la última vez que la ví. La recordaba vagamente: recordaba a Kevin Spacey haciendo press de banca, y el vídeo de la bolsa del muchacho. Pero no mucho más.
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+Hoy la he disfrutado como un chaval. La rebelión del personaje de Spacey me ha gustado mucho. Es como una versión de barrio de Hank Rearden liberándose de su familia en la Rebelión de Atlas.
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+Recuerdo que la primera vez que la ví, tenía la impresión de que Lester era un golfo y un irresponsable. Que lo que estaba haciendo no estaba bien. Podía entender por qué lo hacía, pero no me parecía que fuese lo correcto. Hoy lo he visto con un prisma totalmente diferente. Le atribuyo a mi reciente descubrimiento del objetivismo el cambio de perspectiva. Lester hace bien. En toda la película, no le hace ningún mal a nadie. Al gilipollas de su empresa chantajeándole, quizás. Por lo demás, el solo quiere vivir su vida. Está abierto a los demás, pero son los demás los que no paran de tocarle los cojones y volcar en él sus miserias.
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+No he podido evitar sentirme un poco reflejado en él en ciertas cosas. En los petillas que se echa mientras hace dominadas. En su buga nuevo de trinca. En cómo se cachondea del vecino coronel. En cómo odia las medias tintas y el maquillaje que le ponen en su trabajo a las cosas crudas como que quieren recortar costes. En su frustración cuando intenta avivar la pasión de su mujer y la muy estirada se preocupa por el maldito sofa.
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+La situación de Lester al principio de la película es una foto de manual de a dónde no hay que llegar. Espero poder seguir echando porros, dominadas, curvas y polvos para mantener ese horizonte tan miserable bien lejos. También deseo plenamente que Eli no se convierta en Carolyn. No creo que sea el caso, pero a veces veo pequeños destellos. Esos días en los que me acuerdo de cuando Eli me dijo una vez: 'Si me convierto en Maritín, por favor, déjame'.