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fecha: 2025-01-18
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Este lunes nacerá Sofía.
El jueves pasado tuvimos visita de rutina con la ginecóloga y, por varios motivos aburridos, tomamos la decisión de inducir el parto el día veinte si Eli no se ponía de parto antes.
La paternidad se nos viene encima y me encanta. Estoy deseoso de coger a Sofía en mis brazos y poder mirarle a los ojos. La familia, los amigos, el trabajo y el dinero, la salud... todo está en su sitio. Hemos hecho los deberes durante mucho tiempo y ahora llega el momento de recoger los frutos.
Nuestra vida va a cambiar mucho. Me imagino que será un cambio de fase como lo son echarse la primera novia, acabar la educación, empezar a trabajar o empanciparse. Pero probablemente multiplicado por mil en comparación con esos. Todo es incierto, pero me siento seguro de que lo haremos bien, o al menos de que estamos en una buena posición para intentarlo.
Hace ya unos días que siento cómo me está cambiando el cerebro cada vez más rápido por Sofía. Ideas que antes no estaban aparecen. Las prioridades cambian. Cosas que antes parecían mundanas empiezan a verse distintas. Siento que la ternura hacia Eli y ella aumentan. También noto un aumento en la hostilidad y el escepticismo hacia el mundo. Un impulso protector que hace tener claro que si alguien intenta algo, se va a cagar. La sensación de no dudar en ello, como hubiese dudado un Pablito pipiolo hace años, inseguro y con poca calle.
Voy a tener unas semanas fantásticas de baja de Superhog. Como mínimo, ocho semanas de una tacada tras el parto. Las demás, a trozos en el calendario del 2025. En lo profesional, siento que el nacimiento de Sofía va a marcar un antes y un después tremendo. Ahora que vamos mejor de dinero, y que el trabajo es un impedimento entre Sofía y yo, tengo la claridad mental de que voy a ser extramadamente rudo y exigente con mi botín: o trabajo para mi mismo, y en proyecto que valga la pena, o trabajo para el mejor postor sin ningún miramiento. Tengo claro que ahora siempre voy a estar abierto a ofertas si son significativamente mejores que lo que tenga entre manos. Nada
También tengo claro que habrá momentos en que no haya un trabajo que merezca la pena, y entonces será momento de dedicarse a la familia. Me siento privilegiado por poder plantearlo así. Espero que podamos progresar hacia un mundo en el que la gente honrada y trabajadora se pueda ganar la vida con dignidad y facilidad, y poder hacer esto no sea un privilegio.
De momento, en la baja arrancaremos los esfuerzos para intentar cazar un postor americano que me ponga en las seis cifras. Si esto cuaja, y la nueva Operación Saylor versión 2 cuaja correctamente, el 2025 será un año de bonanza. Espero y deseo conseguirlo y que con ello, Eli pueda olvidarse de tener que trabajar.